La línea atacante del primer equipo de la UD Santa Marta sigue sumando efectivos. Tras anunciar hace unos días el fichaje de Tariku, ahora es Martín Galván el que pasa a vestir la elástica rojo tormesino.
Viejo conocido de la parroquia futbolera salmantina, el mediapunta mexicano arriba al Alfonso San Casto procedente del Salamanca CF UDS, donde ha militado durante las dos últimas temporadas tras participar en un total de 51 encuentros, más de la mitad de ellos como titular. No han sido estos sus únicos años en el conjunto de la capital, pues vistió la elástica blanquinegra desde el año 2017 hasta el 2020, alcanzando, entre ambas etapas, los 106 partidos y 21 goles.
Formado en las categorías inferiores del Cruz Azul de la Liga MX, donde empezó a destacar y se convirtió en el jugador profesional más joven en la historia del fútbol mexicano, en su trayectoria ha vestido también la camiseta del Correcaminos UAT, Atlante FC, FC Juárez y Leones Negros; todos ellos, clubes de su país natal.
Aunque pocas presentaciones necesita a estas alturas, Martín Galván es un mediapunta hábil, técnico y con un fuerte tren inferior, que no le resta ni un ápice de velocidad. Puede jugar tanto en banda como de mediapunta, y llega a su nueva casa “contento, con muchas ganas y mucha ilusión”, afirma. Según reconoce, lo que le ha convencido para recalar en la UDSM es el “proyecto ambicioso y con muchos jugadores jóvenes”, con los cuales está dispuesto a asumir el rol que le da su experiencia y, junto a los otros veteranos, “tratar de ayudar para formar un buen grupo”.
El futbolista mexicano se define a sí mismo como un futbolista “inteligente y determinante, al que le gusta aparecer en los momentos más complicados o cuando el equipo más lo requiere”, asevera. Dispuesto a seguir siendo ‘el Rey’ -como lo bautizaron en en su ya exequipo- llega decidido a “competir al máximo” y a aportar un “juego diferencial”, además de lo que mejor sabe hacer: “Goles, asistencias y sacrificio para el beneficio del equipo”.
Deseosos de disfrutar de la mucha magia que albergan sus botas, solo nos queda decir: ¡Bienvenido a la familia, Martín!
